La entrega del cheque-libro se retrasa hasta septiembre

Basta con acercarse a cualquier librería de barrio o pueblo para percibir que las estanterías dedicadas a los manuales escolares están vacías. La nueva Ley del Libro, que liberalizó el precio de los libros de texto tras su aprobación por el Parlamento el pasado 13 de junio es, junto a la Consejería de Educación de la Junta, la responsable de esta situación. La nueva norma ha forzado a la Junta a retrasar la entrega de los cheques-libro a los padres desde el mes de junio al de septiembre, lo que ha generado una enorme inquietud en el gremio sevillano de libreros. Y es que a día de hoy todavía no saben si el importe del cheque-libro que debe fijar la…

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Basta con acercarse a cualquier librería de barrio o pueblo para percibir que las estanterías dedicadas a los manuales escolares están vacías. La nueva Ley del Libro, que liberalizó el precio de los libros de texto tras su aprobación por el Parlamento el pasado 13 de junio es, junto a la Consejería de Educación de la Junta, la responsable de esta situación.

La nueva norma ha forzado a la Junta a retrasar la entrega de los cheques-libro a los padres desde el mes de junio al de septiembre, lo que ha generado una enorme inquietud en el gremio sevillano de libreros. Y es que a día de hoy todavía no saben si el importe del cheque-libro que debe fijar la administración autonómica se limitará a recoger el precio de coste de los volúmenes o si incluirá una cantidad máxima en la que irá incluido un mínimo margen de beneficio para ellos.

La cuestión no es baladí, ya que si la Junta se limita a fijar el precio de coste de los libros en el cheque que los padres canjean en los establecimientos muchas librerías, según explica la presidenta en funciones del Gremio de Librerías de Sevilla, Inma Calderón, perderían sus ingresos por venta de manuales, lo que en el peor de los casos podría obligarles incluso a echar el cierre. "No podemos vender libros a precio de coste, eso significaría trabajar para la Junta -encargar los libros, reservarlos, canjear los cheques, emitir facturas a los centros, etcétera- sin recibir nada a cambio", advierte Calderón. Si la Junta se inclina por esta opción, los principales beneficiados podrían ser las grandes superficies comerciales, capaces de vender a precios de coste a cambio de atraer al cliente para que adquiera otros productos de los que ellos ofertan.

La Consejería de Educación todavía no se ha pronunciado ante esta compleja situación, que le ha sobrevenido con el cambio de ley. El próximo lunes está previsto que representantes de la administración autonómica se reúnan con los directivos de la Federación Andaluza de Libreros para avanzar en las negociaciones. Al frente de esta asociación está el malagueño Juan Manuel Cruz, quien acude al encuentro con el convencimiento de que Educación optará por dar un valor máximo al cheque-libro que incluirá el margen de beneficio de los libreros, del mismo modo que ya ha sido pactado en la comunidad de Castilla-La Mancha.

Esta solución permitiría afrontar la campaña de venta de manuales con éxito a los libreros sin perjudicar a la Junta, dado que si quedase dinero sobrante entre el valor de los libros elegidos por el centro y el cheque-libro éste revertiría en los centros escolares públicos y concertados, al igual que ya ocurrió el año pasado, para que puedan adquirir otros materiales que consideren necesarios.

Lo que la Junta ya no podrá evitar será el caos y las masificaciones que previsiblemente se producirán en los establecimientos a partir de inicios de septiembre, cuando los padres por fin reciban los cheques-libro. El retraso en emitir este documento de canje ha motivado la concentración de las fechas de venta de manuales en unos pocos días, frente a los casi tres meses de los cursos anteriores. Las consecuencias de esta medida las explica muy gráficamente Esperanza Alcaide, la dueña de la librería sevillana El gusanito lector, de la calle Feria. "Antes vendíamos los libros de manera escalonada, pero este año todavía no sabemos si vamos a vender algo, ni cómo vamos a hacerlo. Con el sistema antiguo los padres ya se ponían muy nerviosos y encargaban los libros hasta en tres establecimientos al mismo tiempo por miedo a quedarse sin ellos, lo que es todo un problema ya que nosotros sólo podemos devolver el 12 por ciento de nuestros encargos a las distribuidoras. Esta demora puede implicar un caos terrible. Afectará a padres, profesores que tendrán que empezar las clases más tarde, pero sobre todo a los pequeños libreros que pueden cerrar sus puertas si la Junta no atiende a nuestras demandas", concluye.