Lo que más valoro es la cordialidad de los libreros, su eficacia a la hora de conseguir un libro, su conocimiento de mis gustos, su amistosa confianza.

Juan Mata Anaya es un maestro de futuros maestros y también de maestros consagrados. Su magisterio no es de atril sino de a pie, profundo en sus palabras, que no caen en lugares comunes para hablar de la lectura y su importancia, lector de poesía y él mismo poeta.Juan Mata ofrece una visión de la […]


Juan Mata Anaya es un maestro de futuros maestros y también de maestros consagrados. Su magisterio no es de atril sino de a pie, profundo en sus palabras, que no caen en lugares comunes para hablar de la lectura y su importancia, lector de poesía y él mismo poeta.Juan Mata ofrece una visión de la lectura desde la sociología y la ética, y esto amplía el horizonte de los que le escuchamos para comprender que en la promoción de la lectura nos jugamos mucho. Que practicar la lectura tiene que ver con el descubrimiento de la intimidad pero también con la política, la democracia y la justicia. Sus libros y sus conferencias nos llegan a través de razonamientos luminosos y también a través de la emoción del que vive comprometido con sus ideas.

Kirico: ¿Tienes una librería favorita a la que visitas con frecuencia?
Juan Mata: Sí. Se llama Atlántida y soy cliente desde hace muchos años. Antes lo fui de otra, Al-Andalus, hasta que cerró. Tiendo a ser un cliente monógamo. Visito otras librerías, tanto en Granada como en otras ciudades (conocer librerías o mercados es una de mis pasiones cuando viajo), pero Atlántida sigue siendo mi lugar primordial de referencia. Suelo frecuentar otra librería de mi ciudad, Picasso Infantil, que posee un fondo magnífico de álbumes ilustrados.
Kirico:¿Qué tiene esta librería de especial?
Juan Mata: No tiene nada especial. Es estrecha y a veces incómoda. No tiene una iluminación brillante y en verano hace calor. Los libros están a menudo colocados de modo caótico. Sin embargo, lo que más valoro, como durante años hice con mi anterior librería, es la cordialidad de los libreros, su eficacia a la hora de conseguir un libro, su conocimiento de mis gustos, su amistosa confianza. Agradezco la tranquilidad de entrar en ella y llevarme los libros que quiero aunque en ese momento no lleve dinero para pagarlos. Aprecio mucho los avisos sobre novedades que quizá puedan interesarme y también algo ajeno a los libros, pero de gran importancia: poder usar la librería como estafeta o depósito de documentos. Cuando he de entregar una carta o un libro a algún amigo y no dispongo de tiempo para una cita suelo dejarlos allí con la certeza de que Claudio o Mercedes, los libreros, los custodiarán con celo hasta su recogida. El espacio físico no es lo más sobresaliente, sino la calidez humana que me acoge siempre que entro en la librería.
Kirico: ¿Qué le pides a un buen librero o librera?
Juan Mata: Conocimiento, amabilidad, atención, eficiencia. No les pido que conozcan todo lo publicado, pero sí que ejerzan bien su oficio. No les pido que sean grandes expertos en una materia, pero sí que recuerden mis preferencias y me avisen de las novedades. No les pido que tengan un fondo inagotable, pero sí que consigan con prontitud lo que deseo. Si además de ello les interesan de verdad los libros, son buenos conversadores y tienen deferencias hacia el cliente el placer de comprar libros se incrementa.
Kirico: ¿Compras libros en otros lugares que no sean una librería? ¿Dónde? ¿Por qué?
Juan Mata: Raramente. Como es natural, compro libros a través de Internet, pero lo hago casi siempre a alguna librería. Cuando lo hago es por motivos de rapidez o ante la dificultad de conseguir lo que busco a través de mis libreros. Por ejemplo, libros en otras lenguas o agotados. Prácticamente siempre compro en o a una librería.
Kirico: ¿Qué echas de menos en las librerías?
Juan Mata: Aunque sé que muchas ya los tienen, me gustaría que todas tuvieran espacios para conversar, para sentarse tranquilamente a leer u hojear un libro, para tomarse un café incluso, para presentar libros o hacer lecturas públicas. También me gustaría que dispusieran de servicios de información de novedades, de actividades culturales. Sé que es mucho pedir, pero me agrada imaginar que pudiera ser así.
Kirico: Recomiéndanos un libro que descubrieras en una librería.
Juan Mata: Son tantos los que he descubierto que resulta muy difícil elegir uno. Muchos de los álbumes ilustrados que poseo los he conocido en librerías. Hablaré no obstante de un relato que descubrí hace poco tiempo. Se trata de Los ojos del hermano eterno, de Stefan Zweig. Comentando con Claudio, mi librero, la búsqueda de libros para los clubes de lectura que la Asociación Entrelibros sostiene en la prisión de Albolote-Granada, me dijo que le parecía que ese libro de Stefan Zweig podría servir. Yo no lo conocía y lo leí gracias a él. Lo cierto es que acertó. Ha sido uno de los libros que mejor ha funcionado en los clubes.
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