La confianza con los libreros está basada en un diálogo sobre los libros

Samuel Alonso es un letraherido que antes de preguntarte por cómo se encuentra la familia te inquiere sobre qué estás leyendo. Es también un buen conversador sobre libros, lo que hace que la lectura vaya más allá de una experiencia individual para convertirse en un intercambio de emociones y vivencias que la prolongan y la […]

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Samuel Alonso es un letraherido que antes de preguntarte por cómo se encuentra la familia te inquiere sobre qué estás leyendo. Es también un buen conversador sobre libros, lo que hace que la lectura vaya más allá de una experiencia individual para convertirse en un intercambio de emociones y vivencias que la prolongan y la enriquecen. Samuel ha estado en muchos lugares relacionados con libros: ha sido bibliotecario, ha colaborado en planes de lectura, ha impartido cursos sobre literatura infantil, escritura y dinamización de bibliotecas escolares, ha practicado la crítica realizando reseñas y es escritor y editor (en este momento en Libros del Zorro Rojo). Le gustan los libros, es claro. Le gustan también los lectores, la conversación y sabe explicar la diferencia entre un cómic y una novela gráfica. Ahí es nada.

Kirico: ¿Tienes una librería favorita a la que visitas con frecuencia?

Samuel: Por supuesto, en cada una de las ciudades en las que he vivido he tenido una librería de referencia. En Salamanca las librerías Víctor Jara e Hydria eran mis librerías de cabecera; en Zaragoza, Cálamo, Antígona y Portadores de sueños… Ahora en Madrid, Tipos Infames, La buena vida o Venir a cuento.

Kirico: ¿Qué tiene esta librería de especial?

Samuel: Todas, en particular, tienen algo especial pero coinciden en el trato humano. Cuando entro por la puerta me reconocen y sin dudarlo puedo llamar a cada librero o librera por su nombre. Esta confianza mutua está fundada en un diálogo de libros.

Kirico: ¿Qué le pides a un buen librero o librera?

Samuel: Me gusta hablar con ellos de libros, de novedades, de escritores y escritoras, de alegrías y penas del negocio… no les pido nada y me dejo recomendar. Con el tiempo pienso en los libros, en sensaciones lectoras y cómo llegaron a mi estantería. Entonces descubro que buena parte de ellos fueron aconsejados por libreros.

Kirico: ¿Compras libros en otros lugares que no sean una librería? ¿Dónde? ¿Por qué?

Samuel: Prefiero las librerías para la compra de libros, como la verdura y el pescado en el mercado.

Kirico: ¿Qué echas de menos en las librerías?

Samuel: Echo de menos el optimismo.

Kirico: Recomiéndanos un libro que descubrieras en una librería.

Samuel: Son muchos… pero el que me viene a la cabeza es uno que me recomendó un librero hace tiempo diciendo que era el mejor diario que había leído en su vida y estoy de acuerdo: Jules Renard, Diario 1887-1910 (Mondadori)