Concursos literarios, entre la calidad y el Marketing

Durante dos días, sendos premios literarios se convirtieron en noticia por diferentes razones: por un lado, el lanzamiento del premio Iberoamericano Planeta-Casa de América de Narrativa y sus 200 mil dólares de recompensa, lo que lo convierte en uno de los más altos dedicados a literatura castellana -sólo por debajo de otros convocados precisamente por el grupo español: el Primavera de Novela con 200 mil euros y el Planeta de Novela con 601 mil euros.Por el otro, la decisión del jurado del Premio Internacional de Narrativa -con sus 20 mil dólares para el ganador y convocado por Siglo XXI Editores, El Colegio de Sinaloa y la UNAM- de declararlo desierto al considerar que no hubo un solo trabajo que valiera…

Por en Para libreros

Durante dos días, sendos premios literarios se convirtieron en noticia por diferentes razones: por un lado, el lanzamiento del premio Iberoamericano Planeta-Casa de América de Narrativa y sus 200 mil dólares de recompensa, lo que lo convierte en uno de los más altos dedicados a literatura castellana -sólo por debajo de otros convocados precisamente por el grupo español: el Primavera de Novela con 200 mil euros y el Planeta de Novela con 601 mil euros.

Por el otro, la decisión del jurado del Premio Internacional de Narrativa -con sus 20 mil dólares para el ganador y convocado por Siglo XXI Editores, El Colegio de Sinaloa y la UNAM- de declararlo desierto al considerar que no hubo un solo trabajo que valiera la pena ser el ganador.

Se trata de dos rostros de la misma moneda literaria, donde unos persiguen atrapar a los escritores reconocidos a base de fuertes cantidades de dinero, mientras otros ofrecen menos dinero y se dan el lujo de rechazar aquello que no entre en sus cánones.

Debido a sus propias características, algunos premios se han convertido, así, en dictaminador de las lecturas, por lo menos en el camino menos complicado para hallar el éxito editorial.

De acuerdo con Sealtiel Alatriste, quien estuvo muy cerca de la creación del Premio Internacional Alfaguara de Novela, resulta indiscutible que los galardones se han convertido en una oferta para los lectores de nuestro tiempo, "porque acceder al mercado desde la editorial no es fácil: los lectores son dispersos y no atienden a marcas."

"Eso ha ocasionado que haya demasiados premios literarios, que compiten por ese mercado con diversas cantidades. (Pero) es imposible que se escriban tantas buenas novelas."

Para Felipe Garrido son naturales los ajustes entre fuerzas que entran en juego en un concurso literario: "que a un premio no lleguen sino obras de nivel medio y bajo me parece un efecto de la abundancia, pero el remedio no es quitar concursos, (sino) que los escritores trabajen más."

La necesidad de los premios

En México se pueden encontrar alrededor de 25 premios literarios, que abarcan todos los géneros: desde el ensayo, la narrativa, el cuento o la poesía, hasta la dramaturgia o la literatura infantil y juvenil, en algunos casos para obra inédita y en otros para publicada: las convocadas por instituciones culturales y las de las casas editoras.

El director de Siglo XXI Editores, el poeta Jaime Labastida, recuerda que los premios siempre pueden ser un estímulo para los escritores, sobre todo porque quien lo gana siente sobre sí o sobre su obra los reflectores: "Esto no significa que la obra tenga una alta calidad."

Marisol Schulz, directora de Alfaguara México, cuenta que una de las características del galardón otorgado por el sello es que son autores que han logrado traspasar las fronteras de su nacionalidad, "no sólo es un tema basado en lo comercial, (sino) se busca a autores que rompan las barreras de lo local en términos literarios."

Felipe Garrido insiste en que los galardones forman parte de las muchas maneras en que un escritor se gana la vida, quizá por ello hace muchos años se hablaba del peligro que podía significar su existencia.

"No veo absolutamente ningún peligro, aunque si los concursos rebasan la capacidad de producir de los escritores, vemos baches, etapas en que la calidad desciende.

"La idea de que un premio trae una novela maravillosa me parece un poco engañosa, porque en un premio gana una obra pero depende con qué otras haya competido; puede ser que todas sean malísimas y sólo sea mejor que las otras."

Sin embargo, sí existe la coincidencia de que cada premio reconoce a una forma literaria en particular, lo que no siempre está vinculado con la calidad literaria, como asegura Sealtiel Alatriste, pues si un galardón ofrece una recompensa de 200 mil dólares, "seguro tiene una consideración de mercado.

"Seguro, porque no van a pagar tanto para no vender una novela. Una novela que por su propia naturaleza va a un mercado de lectores profesionales tendrá pocas posibilidades de ganarlo. Pensamos que la razón es premiar la calidad literaria y eso ha cambiado."

A decir de Ignacio Padilla, quien hace unos días obtuvo el premio Mazatlán de Novela, publicada por La gruta del Toscano Miguel de Cervantes Saavedra ya escribía acerca de la ellos como un reconocimiento necesario dentro de esta labor tan ardua y en apariencia tan solitaria que es la de la escritura.

"Finalmente es la manifestación grata de que la literatura se hace entre muchas personas y de que produce algún tipo de comunión, algún tipo de empatía entre algunos lectores, el autor y el propio libro."

Al final, asegura Marisol Schulz, los premios literarios son una herramienta fundamental para dar a conocer a ciertos autores, sobre todo cuando publican primera obra, mas no son indispensables en la vida literaria.
   
  México/Jesús Alejo